viernes, 17 de septiembre de 2010

La huella persistente de Helen Escobedo


Me entero, dos días después, de la muerte de Helen Escobedo. Pienso en un hombre de paja en un parque público, en una procesión de hombres de paja. Los refugiados, se llamó esa instalación que la artista realizó en el parque Moorweide, en Hamburgo, Alemania, en 1997. La recuerdo porque, en noviembre de 2006, la propia artista nos habló de ella.

Helen nos contó que un día, algunas de las figuras amanecieron en el piso, que entonces la gente que visitaba el parque comezó a levantarlas, que a las que no conseguían mantenerse en pie las apoyaban en las figuras que no habían sido derribadas; la procesión de Los refugiados cobró vida.

Helen escobedo estuvo en Puebla en noviembre 2006 para participar en el programa de arte contemporáneo Cambio de Vía, organizado por el Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Ferrocarrilero, en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.

La exposición se llamó “El hoy del ayer” y consistió en doce instalaciones elaboradas a partir de objetos relacionados con la cultura ferroviaria, elementos que el museo tenía en las bodegas y que de alguna manera reflejaban “su pasado y su presente” lo que dió título a la exposición.

Les comparto la nota publicada el 10 de noviembre de 2006 en el periódico intolerancia:



Reinterpreta Helen Escobedo el patrimonio ferroviario
La artista pretende “dejar huellas persistentes en la memoria de la gente, no en la materia”


Iris García Cuevas/ Doce instalaciones elaboradas a partir de objetos relacionados con la cultura ferroviaria, conforman la exposición “El hoy del ayer”, con la que la artista Helen Escobedo participa en el programa de arte contemporáneo Cambio de Vía, organizado por el Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Ferrocarrilero, y que se inaugura mañana a las 13:00 horas en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.


Pasado y presente del tren

Escobedo, quien recientemente recibió un homenaje por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México por los 50 años de su trayectoria artística, explicó que las instalaciones, que se ubicarán tanto en las salas de exposición como en los jardines del recinto, parten de elementos que el museo tenía en las bodegas y que de alguna manera reflejan “su pasado y su presente” lo que da el título a la exposición.

Dijo que “es un poco tomar la parte nostálgica” comenzando por los recuerdos de sus propios viajes por tren cuando era niña a las ciudades de Aguascalientes, Veracruz, Oaxaca y Puebla, para tratar de compartir “el sentimiento tan lindo que los jóvenes de hoy no conocen, porque nunca se han subido en un tren, no saben cómo se siente, cómo vibra de noche”.


Las instalaciones

Para esta exposición se abrió la puerta original de la estación, que se encontraba convertida en una ventana, para que la gente “entre por la calle como se usaba antes”, dentro de la estación se encontrará con un rompecabezas gigante de una locomotora que será armado por el público; también con un “cinito”, donde se exhibirán películas relacionadas con el tren y la gente se sentará en las bancas originales de la estación.

Las siguientes salas utilizan juegos de luz y sombras, una de las constantes de Helen Escobedo, en una de ellas los clavos de riel colgados de un panel puntean en el piso, gracias a la luz, la figura de una locomotora; también se presentarán objetos ferroviarios a contraluz que aunque pueden resultar desconocidos “son maravillosos visualmente”. También habrá juegos de espejos para provocar efectos visuales con los rieles entre otras propuestas.


Arte como retroalimentación

Helen Escobedo comentó que en sus propuestas artísticas siempre trabaja con “lo que ahí está”, porque sus instalaciones son para un público específico en un periodo de tiempo determinado, y de esta manera, una vez que este tiempo, corto o largo, termina, los materiales vuelven a su lugar de origen.

El trabajar con los materiales existentes en el lugar de trabajo implica un reconocimiento del espacio y sus posibilidades, lo que le permite también conocer “los problemas del sitio, los ecos del mismo lugar; lo que busco es ese color, sabores, ruidos, vibraciones que ya ese sitio tiene y que me va a retroalimentar”; para ello, procura no llegar con ideas preestablecidas de lo que será la instalación, sino crearla a partir de las necesidades que encuentra.


Lo importante es la idea

En este sentido la curadora de la muestra, Graciela Schmilchuk —quien recientemente publicó un libro sobre el arte efímero de Helen Escobedo—, comentó que en la obra de esta artista hay “un desplazamiento del proceso creativo a nivel conceptual y de ideas, el desafío es como pensar rápido, imaginar o inventar a partir de materiales dados o posibles” por lo que en ella “el proceso mental es muy importante”.

Explicó también que a diferencia de otros artistas, a Helen Escobedo “no le interesa el aspecto artesanal, trabajar cada cosa con sus manos, sino que lo puede hacer otra persona pero el acabado final tiene un control de calidad absoluto, de manera que la noción de autoría se diluye y se comparte; son ideas que ella expresa y puede delegar su realización”; lo que la artista busca, dijo, “es dejar huellas persistentes en la memoria de la gente, pero no en la materia, no en los objetos sino en los espacios”.